Por AP/Adriana Gómez Licon
En una intersección muy transitada, una niña con pelo recogido en
cola de caballo pide monedas. Tiene las uñas sucias y se ve que su
camiseta rosada lleva tiempo sin ser lavada. La imagen en la fotografía
podría ser la de miles de niños pobres mexicanos que venden goma de
mascar o solicitan dinero en las calles, salvo por una cosa: la pequeña
es rubia.
La oleada de atención en internet a la fotografía, y la
velocidad con la que reaccionaron las autoridades, ha renovado un debate
acerca del racismo en México, una nación orgullosa de su herencia
mestiza pero en la que millones de indígenas viven en la pobreza y con
frecuencia los peatones apenas prestan atención a los niños de piel
morena que piden limosna en las calles.