viernes, 5 de diciembre de 2014

No se arriesguen jóvenes, la gente los crucificará antes que seguirlos



Por Blanca Padilla


El caso de David Bucio Dovalí, estudiante de la UNAM detenido la tarde del 28 de noviembre por agentes vestidos de civil de un cuerpo policiaco presuntamente llamado "Policía Encubierta y de Infiltración", en los alrededores del metro Copilco, me reveló lo hipócritas que hemos sido. 

Queremos un cambio, pero estamos dispuestos a arriesgar bien poco y la mediocridad nunca ha logrado transformaciones.


Pocos son quienes se atreven a llevar a cabo acciones más drásticas e inmediatamente los condenamos y nos deslindamos de ellos. “Son infiltrados”, decimos. Es posible que algunos lo sean, otros no. Otros rompen vidrios, realizan pintas o queman una puerta o un palacio municipal como simple expresión de rabia ante la violencia del Estado.


Pero, para hacer ese tipo de acciones hay que ir con todo, dispuestos a dar la vida o ser encarcelados y torturados y en México, a pesar de todo, la indignación no nos da para eso todavía.

lunes, 1 de diciembre de 2014

La muñeca perdida



Por Pedro Padilla Luis


La pequeña María del Carmen era la única hija de Roberto y Rosa Soto. “Carmen” como todos la llamaban, era una bella niña, muy buena y amorosa, pero era enfermiza desde el día en que nació. Con el correr del tiempo, sus condiciones empeoraron. Alrededor de los cuatro años se puso muy enferma y débil, hasta que finalmente la frágil niña murió.


Casi todos los habitantes de la villa asistieron al velorio de Carmen. Al ir pasando uno por uno frente al ataúd algunos murmuraban: _se ve como una muñequita. 

A la mañana siguiente, el papá de Carmen tomó la pequeña caja de madera y la puso sobre su hombro. Su esposa comenzó a caminar detrás de él y, en silencio, haciendo una fila la demás gente los siguió en procesión hacia el cementerio que estaba en una loma, a las afueras de la villa.