Es
una desgracia que todavía, en este siglo, haya mujeres que enfocan mal
su resentimiento cuando son traicionadas por su novio o esposo. Perdonan
enseguida al hombre en cuestión, en cambio se ensañan verbal y hasta
físicamente contra la otra mujer cuando ésta quizá ni las conoce ni
sabía de su existencia.
No piensan en ningún momento que, como
dijo Hortensia Bussi: en esta vida “únicamente traicionan los amigos”,
es decir los de confianza, los de casa.